Gotas de lluvia golpean mi cara fuertemente, mientras el viento intenta arrastrarme violentamente hacía atrás. Lentamente, malgastando mis últimas fuerzas, intento ponerme en pie. Noto un fuerte dolor en la pierna, pero no me preocupo en mirarlo ni en tocarlo. No dejo de mirar a mi alrededor. Alguien me golpea por detrás, y consigue derribarme de nuevo. Caigo y consigo abrir los ojos sólo para ver mi cara reflejada en un charco de mi propia sangre. Se que no volveré a levantarme, pero no puedo dejar que sea tan fácil. La lluvia sigue deslizandose por mi cara... Miro al cielo, y cierro los ojos susurrando un te quiero débil en sonido, pero enorme en corazón.Aunque siempre quise irme de aquí, ahora que lo estoy haciendo me resultando difícil despedirme. Aunque después de todo, quizás no me este marchando, quizás sólo este volviendo a casa.
domingo, mayo 20, 2007
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